Tolerancia y Respeto; educando para
la paz.
Pablo Said Aguilera Hernández.
La
tolerancia y el respeto, esas dos palabras que encierran grandes conceptos que
permiten tener una relación armoniosa con aquellos que nos rodean, que se anteponen
a las grandes decisiones que alguna vez un grupo de personas tiene que tomar y
que hoy en día se han visto rebasadas por la violencia, la intolerancia y el
individualismo. La actualidad de nuestro país, y en general de la sociedad
global, presenta grandes índices de intolerancia, aquellos esfuerzos que
grandes personalidades en diferentes momentos consiguieron en beneficio de las garantías
individuales, derechos humanos, respeto de género y religioso se han visto
opacados por las guerras, homicidio, y algo a lo que nos enfrentamos día a día
el “bullying” en nuestras escuelas.
Hoy
en día se vive dentro de una sociedad de consumismo, y que gracias a la globalización
mediante los medios de comunicación como lo es el internet, se ha disparado de
sobremanera, tal y como lo mencionan Ferrás y Paredes (1999), pareciera que el
postmodernismo está siendo utilizado como estrategia de marketing que vende la idea de ir avanzando hacia algo mejor
mientras solo se busca la productividad. La insistencia en cubrir las
necesidades que la sociedad establece, en obtener valores materiales
acumulables de los cuales poder alardear y por lo tanto que nos den un estatus
social cada vez más elevado ha llevado a la deshumanización de procesos, al no
valorar lo verdaderamente importante.
Es
así que los alumnos que transcurren por las aulas, personas en formación que, a
pesar de que tienen una fuerte base familiar, aun no constituyen formalmente
una identidad en su totalidad definida son vulnerables ante este sistema
capitalista y de consumismo, lo cual, a pesar de la libertad que hoy día se
supone posee todo individuo, le obliga a seguir patrones de conducta
establecidos, incluyendo a aquellos de aparente rebeldía natural. Tomando en
cuenta el ejemplo de los jóvenes, los cuales son vistos por los adultos como
seres manipulables, personas que pueden ser guiadas a través de la media para
creer lo que la sociedad en general establece, entonces nada impide afirmar que
los adultos, o en este caso los docentes y sus concepciones sobre educación y
valores sociales no son otra cosa que la implantación de una idea a temprana
edad, una recreación de conductas que alguien más programo previamente.
El
texto “Educación para la paz” (2009), que es una publicación del Departamento
de Educación Cooperativa de Fundación Bica, establece que desde el estudio del
cerebro emocional y la investigación de las inteligencias múltiples se nos
muestra que definitivamente estamos más sanos y más felices cuando vivimos una vida
llena de proyectos, de sueños, de compromisos con nosotros mismos y con los demás.
De esta manera, al tener un propósito en la vida se le da un sentido de satisfacción
a la misma, pero si este propósito es establecido simuladamente como lo hace la
media el descontento será obvio e inmediato, peor aún, si el propósito que se
tiene es el de sobresalir dentro de lo individual como lo propone la sociedad
actual nos enfrentaremos a más actos de violencia, física, verbal o emocional
por demostrar que se es superior a los pares que le rodean.
Si
la sociedad, los medios de comunicación así como todo aquel interesado en que
las personas consuman y tengan un pensamiento individualista, insisten en
plantear su propio estilo de humanidad, es la escuela, como parte activa de la formación
de los individuos y aún más como un espacio colectivo de conocimiento, de
hechos que se basan en la razón la encargada de regresar el sentido comunitario
que naturalmente poseen los individuos. Si bien es cierto que la violencia es
una reacción de autodefensa que toda persona posee ante las amenazas que se
presentan, no podemos negar la naturaleza social del ser humano por la cual se
han obtenido grandes avances, de manera que se debe abatir el sentido individualista
implantado actualmente y recuperar ese sentido social, de apoyo, respeto y
tolerancia entre todas las persona, siendo las instituciones educativas el
lugar perfecto para este fin.
Una
vez que el individuo ingresa al mundo laboral sus oportunidades de convivir con
personas pertenecientes a diferentes contextos sociales, culturales entre
otros, se ven reducidas drásticamente en comparación a lo que alguna vez
experimento en la escuela, esto debida a que la especialización de su profesión
conlleva que las personas con las que se relaciona presentan rasgos similares a
los suyos a fin de satisfacer la tarea que les compete. La oportunidad de
socializar, de conocer las situación de las demás personas y con ello generar empatía
es la clave para educar en busca de la erradicación
de la intolerancia, los actos de violencia, generar trabajo colaborativo y
alcanzar una paz productiva.
Los
encargados de guiar este arduo trabajo serán los docentes, que deben emplear
las estrategias pertinentes para unificar la ideología de cada uno de los
alumnos a fin de alcanzar objetivos comunes no importando sus grandes
diferencias. Duarte, Bos y Moreno, en su texto Docentes, escuelas y aprendizaje en América Latina (2012)
establecen que un alumno, a pesar del contexto en que se desarrolle y las
dificultades que esto conlleva, si tiene buenos docentes, las brechas
para alcanzar el éxito serán menores, entendiendo por buenos docentes a
aquellos que demuestren poseer experiencia, tener un nivel educativo cada vez
mayor, estar preparado respecto de su asignatura, estar certificado y actualizado.
Educar pala la paz entonces no se refiere a dar los discursos
con tonalidades religiosas en donde se dice que todos pueden ser amigos los
unos con los otros, educar para la paz es ejemplificar esta realidad, que las
personas pueden coexistir sin importar sus diferencias, es abrir el panorama
cultural de los alumnos a fin de que puedan discernir de la información a la
que son expuestos día a día y elegir libremente. El conocimiento, la cultura es
la única herramienta que llevara a las personas a tomar decisiones propias que
acompañadas de un sentido de empatía pueden alcanzar grandes metas, siendo cada
vez más positivas que negativas.
Bibliografía.
Duarte,
Jesus; Bos, María Soledad y Moreno Martín (2012), Docentes, escuelas y aprendizaje en América Latina, en “Educación
para la transformación”, Banco Interamericano de Desarrollo, pp. 133 – 150.
Ferrás
Sexto, Carlos y Paredes Xoán M. (1999), Reflexiones
sobre justicia y desarrollo alternativo en América Latina. ¿Desarrollo local,
desarrollo sostenible y/o ecosocialismo?, Presentación publicada en las
actas del “1er Seminario Internacional sobre Perspectivas del Desarrollo en
Iberoamerica – Desarrollo Local y Regional en Iberoamérica”, (3-7 Mayo 1999,
Universidad de Santiago de Compostela, Galicia; pp. 81 – 96.
Fundación Bica (2009), Educación para la paz, Publicación del
Departamento de Educación Cooperativa de Fundación Bica, <www.funcacionbica.org.ar>
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